jueves, 8 de mayo de 2014


Sergio Floreán Chávez
A01225487

Expertos en quitar vidas

ABSTRACT
En tiempos de desesperación ¿en qué basas una decisión? En estas épocas vivimos en un mundo donde muchas de nuestras ideologías se basan en prejuicios o están basados muy específicamente en una religión o en una costumbre de nuestra región, entonces ¿en qué nos basamos para tomar cartas en el asunto a cuando una vida se trata? ¿la vida y el sufrimiento de una persona también tiene un valor diferente dependiendo de la ubicación geográfica en la que se encuentre? En este ensayo vamos a ver un debate desde diferentes puntos de vista el tema de la eutanasia que ha sido tan controversial a lo largo de los años. Lo abordaremos de desde el punto de vista de vista del paciente, terceros (familiares, seres queridos) y encargados (doctores) y evaluaremos basados y sustentado con teorías éticas en su mayoría vistas en mi clase de ética.
Palabras clave: ética, eutanasia, vida, medicina.
Introducción.
¿Hasta qué punto es ético quitar una vida? ¿Quién tiene el derecho a hacerlo? ¿a decidirlo? En determinadas ocasiones el sufrimiento de una persona puede ser tan grande e incontrolable que ésta pierde el anhelo de vivir y manifiesta deseo por el deceso, pero sus seres queridos podrían estar inconformes con dicha decisión.
En los últimos años se ha estado discutiendo cuáles son los  factores y las condiciones que deben de existir para poder realizar este proceso denominado “auto suicidio”.
DESARROLLO
Existen numerosas razones por las que no debemos atentar con la vida de un ser humano -éticas o morales-, se nos ha enseñado a no hacerlo bajo ninguna circunstancia y la cual respetamos la mayoría de las personas a las que se nos educó con ciertos valores a los que nos apegamos desde temprana edad; y una moral que creemos como la correcta, ya que se practica en la mayoría de las regiones del mundo. No debemos matar, no debemos robar, no debemos realizar cualquier tipo de acción que perjudique a nuestro prójimo, siempre debemos de actuar de la manera que consideramos sea lo mejor tanto en el plano de lo individual como de un sujeto que forma parte de una sociedad. Lo anterior, para que estemos en armonía con el propósito de que ninguna persona pueda llegar a ser afectada.




Pero, ¿en qué momento debemos romper una regla moral? ¿Bajo qué circunstancias debemos o podríamos hacer una excepción? ¿Cuándo debemos mentir? ¿Permitir robar? ¿Permitir el actuar de una manera en la que no se considere como moralmente lo correcto? En este caso, ¿en qué momento es permitido o será permitido dejar morir a alguien? y no precisamente nos referimos a matar,  sino dejar que por su decisión, se termine con su vida.
Desde un punto de vista político -hasta hace relativamente poco tiempo-, era considerado ilegal permitir que un doctor fuera partícipe de tal hecho. Aquí en México, pasiva es legal en algunos estados, pero la eutanasia activo o “suicidio asistido” se califica como homicidio, y dependiendo del agravio, es el tiempo de penalización que va desde los 10 año hasta cadena perpetua en la cárcel  dependiendo el juicio.  Por ejemplo el caso del doctor Jack, “El médico norteamericano Jack Kevorkian pagó 10 años de cárcel acusado de homicidio por haber aplicado la eutanasia a 103 personas. Su lema era : ‘Morir no es un crimen’.(Guzmán,2012)”
Podemos ahora empezar con un ejemplo muy sencillo: el acto de mentir, ¿en qué momento podemos permitirlo? Si estamos en una situación de peligro y nuestra única salida es mentir, por ejemplo, lo plantea Rachels (197,2006) si ves que a alguien lo están persiguiendo para hacerle daño, tal vez asesinarlo, podrías mentir y tergiversar la verdad, ya que esto podría salvarle la vida a un inocente que no merece ser lastimado. Entonces, si la situación es extrema donde el acto de mentir te permita ayudar a una persona y lo anterior se considere como lo mejor para él o los implicados y lo más importante: no habrá  terceros afectado ¿por qué no hacerlo? Podemos también mentir para ayudar a un tercero a lograr algo que él quiere, pero en este caso también debemos enfocarnos en respetar la decisión y libertad de una persona cuando esta misma quiere algo y es completamente por su bien y está viendo por ella misma. Estamos ahora en una disyuntiva ¿por quién debo ver? ¿Por esa persona o por mí? Debemos ver por lo que quiere ella quiere o por lo que yo quiero? O simplemente podríamos poner en un balanza qué es lo mejor en un nivel de felicidad adecuado para la mayoría. Ahora pongamos en la balanza los pros y los contras para cada persona que puede estar involucrada en este problema ético.
Como un individuo que hace moralmente las cosas correctas, por supuesto se está en desacuerdo en que a otra persona se le quite la posibilidad de vivir o incluso que ella misma decida que ya no quiere seguir haciéndolo. Fuimos educados de tal forma que sabemos como incorrecto matar a una persona bajo cualquier circunstancia y así debe permanecer, más cuando se trata de un ser querido. En este sentido, el problema de no perder al ser querido radica en el egoísmo, ya que no nos situamos en su contexto, como anteriormente mencionamos, en ocasiones es mejor brindar apoyo a la persona y dejar que tome la decisión que ésta prefiera; o, en su defecto, actuar de alguna forma “no moral” por el bienestar de la persona.
Y en realidad ¿qué es más ético? ¿Actuar de acuerdo a lo correcto? ¿o ayudar a una persona a alcanzar su felicidad? ¿O lo correcto es actuar de tal forma en que hagamos feliz a la persona?  Lo correcto, entonces debería ser el hacer feliz a la persona, porque al final ella se convierte en el fin ya que estamos buscando su felicidad pero sobre todo y más importante es dejar a esa persona actuar de manera libre de a cuerdo a lo que ella quiere y no intervenir en ninguna de sus decisiones porque en realidad en estos casos ella lo que busca es: ya lo mejor para ella y aunque eso sea una asistencia de suicidio, no debemos decirle que debe hacer ya que es su decisión, y eso sería hacer lo correcto; esa sería la buena acción que nos haría actuar de forma correcta. Pero, dejamos que los sentimientos nos guíen y solemos creer que lo correcto es mantener “viva” a la persona el mayor tiempo posible.
Lo anterior, responde a la situación que enfrentamos como terceros; ahora vayamos por el lado del afectado -creo que es el más extenso y el más afectado en esta situación-.  Son escasas las personas que en realidad pueden contar lo que es haber estado con lo que se conoce como  muerte cerebral o con los extremos dolores de enfermedades terminales en las que prefieren en realidad ser desconectadas o pedir el derecho de causarse la muerte, esto conocido como la eutanasia (s.a,2013). Esta definición resalta la intención del acto médico, es decir, el querer provocar voluntariamente la muerte del otro. La eutanasia se puede realizar por acción directa: proporcionando una inyección letal al enfermo, o por acción indirecta: no proporcionando el soporte básico para la supervivencia del mismo.(s.a,2013)” o mejor conocido como suicidio asistido. Ahora, se hace pertinente formular la pregunta que querría yo en esa situación que es en realidad sufrimiento de todo tipo: físico y psicológico; y no sólo para ti, sino, también para tu familia y allegados que siempre tienen un esperanza de que las cosas saldrán bien. También, es llegar al pensamiento de que  “es egoísta tener así a las personas que quiero” y viéndolo desde esta perspectiva podemos plantearlo de manera distinta.  Ver por todas las personas involucradas, incluyéndote a ti mismo, será lo mejor. Tanto tú como individuo, dejas de sufrir como esas personas -aunque al principio sea un golpe fuerte-, más tarde, se sentirán aliviados porque ellos son los que te están viendo sufrir y para un familiar o una persona allegada también eso implica dolor. Consideramos que a ningún ser humano le gusta ver a un familiar o a otro ser querido sufriendo.
En éste paso podemos ver la teoría de Carol Gilligan y situarnos en el ética del cuidado, y ver por categorías que el nivel de bienestar que se desea conseguir entre la persona pidiéndolo y los familiares. en como se debe pasar del primer al tercer nivel en la tabla que nos presenta Gilligan en el cual el tercer paso es “Inclusión del Yo y de los otros en la responsabilidad del cuidado. Necesidad de equilibrio entre el poder y el cuidado de sí misma, por una parte, y el cuidado a los demás por la otra.(Marín,1993)” y esto significa que estás viendo por las dos partes por el yo y los otros de ahí pudiendo partir hacia tomar la decisión.

“El problema se torna particularmente difícil cuando el sujeto sufre intensamente y la muerte no parece inminente. Es por ejemplo la situación de un paciente con cáncer inoperable de la faringe. Durante meses experimenta dificultades para deglutir, con intenso dolor. El proceso invade la laringe, añadiéndose dificultad respiratoria y para la articulación de las palabras. Los narcóticos ya no son efectivos. Su mente está clara y anticipa la miseria de varias semanas o meses, con terribles sufrimientos para él y de angustia para los familiares y médicos tratantes. Variando las entidades clínicas la historia se repite sin cesar. Muy pocos expresan directamente su deseo de morir. ¿Cuántos no lo guardan en secreto? Muy pocos médicos se atreverían a tomar la responsabilidad de suprimir la vida del paciente en estas circunstancias, por el temor a violar disposiciones legales. Para remediar esta situación estamos urgidos de una legislación adecuada”.( 1973)

Las terceras personas que se ven afectadas por esta situación resultan aquellas a las que les puede servir un órgano que vaya a donar el ser en cuestión, y que si se prolonga la espera a la muerte natural, tal vez el órgano pierda su funcionalidad; de esta forma, podríamos tener otro punto en el cual la acción de la eutanasia llega a favorecer a alguien.
En este caso, se vuelve claro el que una persona puede ser salvada gracias a que otras tomaron la decisión de acelerar el proceso de muerte de otra. Y es aquí, donde adquiere relevancia la discusión, en realidad no se mataría a un inocente, se le cumpliría una petición para dejar de sufrir,  la cual no resulta ser tan fácil: se tiene que cumplir una serie de requisitos y condiciones, así como pruebas que verifiquen la veracidad de la condición terminal del paciente y que no resta mucho tiempo de vida. A continuación presentaré una pequeña investigación acerca de la muerte encefálica siendo ahora los criterios usados en Estados Unidos para la revisión de una persona cuando se cree tiene muerte encefálica. Como principio la definición es

“La Muerte Encefálica (ME) se define como la pérdida irreversible, por causa conocida, de las funciones
de todas las estructuras neurológicas intracraneales, tanto de hemisferios cerebrales como de tronco
encefálico. (s.a,2013)“ cuando se sospecha que el paciente sufre de una muerte encefálica hay una serie de requisitos que se deben cumplir en el cual se ve un diagrama de las instrucciones y mientras se vaya avanzando en él, tienes que pasar por varias revisiones las cuales incluye: prerrequisitos, una evaluación clínica, prueba de la apnea y estudios complementarios. A continuación les presento la misma hoja que debe llenar el doctor que esté a cargo del paciente, en la que se tienen que revisar absolutamente todos los puntos para dar por hecho una muerte encefálica.::Imagen 12.png





Pero, ¿Es justo cambiar un vida por otra? ¿O importa de quién sea la vida? Es lógico pensar que cualquier persona lo haría sin dudarlo cuando se habla de familiar o una persona muy allegada; pero, ¿si es una persona que nunca has visto y nunca volverás a ver? ¿Lo harías por esa persona? Contextualicemos lo anterior con un ejemplo: si un individuo de mediana edad es un enfermo terminal que pide la eutanasia para finalizar con su dolor y sufrimiento, y en el mismo hospital, o en la misma ciudad la vida de alguien más depende de un transplante de un órgano que podría ser donado sin dificultad por éste -siempre y cuando la enfermedad no haya atacado ese órgano- ¿qué se puede hacer en esa situación? ¿es válido que una vida valga por otra vida? Todas las vidas valen igual, pero ese mismo sujeto puede pensar en eso al tiempo de la solicitud; en este sentido, una tercera persona resultaría beneficiada por la acción.
En un sentido utilitarista explicado por Rachels (147,2006) como ver por el nivel de felicidad que buscamos y llegar a un balance entre los que se están involucrado, legando a una buena utilidad con los actos que se hacen en este caso es en la que nos basamos, en la teoría del utilitarismo del acto siendo el acto el que nos proporcione una mayor utilidad, beneficio y felicidad para todos. Entonces esto es lo que más beneficiaría a la mayoría porque partiríamos de la noción de: ¿a cuántos podemos salvar? Si podemos salvar a otro persona terminando con una vida en agonía y lo más importante con el consentimiento de esa misma, que es lo mas importante. Creo firmemente, aunque esto sea sólo otro argumento a favor  de que un individuo quiera terminar con su vida debido al sufrimiento, en la decisión de sacrificar su misma vida por la de alguien más considero que tenemos decisión sobre nuestra vida y si es nos hemos decidido por terminar con ella, se nos debería dar la oportunidad y más cuando esto conlleva a salvar la vida de otra persona.
Para considerar la eutanasia como válida retomaremos para discusión los aspectos descritos por Lorda (2012:5)

1. La petición de la eutanasia debe venir  únicamente del paciente y ser enteramente libre y voluntaria;
2. dicha petición debe ser estable, bien  considerada y persistente;
3. el paciente debe experimentar sufrimientos intolerables sin perspectivas  de mejora;
4. la eutanasia debe ser el último recurso,  y
5. el médico debe consultar con un colega independiente con experiencia en  este campo.

Y aquí menciona una de las formas de hacerlo.
“Se entiende por sedación terminal la administración deliberada de fármacos para producir una disminución suficientemente profunda y previsiblemente irreversible de la conciencia en un paciente la muerte del cual se prevé que será próxima, con la intención de aliviar un sufrimiento físico y/o psicológico incontrolable con otras mesuras y con el consentimiento explícito, implícito o delegado del paciente”.


En una conclusión yo lo veo como el final de un sufrimiento, la oportunidad de acabar con algo que en realidad no beneficia a nadie, que solo esta desgastando a esa persona y a muchas personas que lo rodena, ya sea familiares o seres querido. ¿cuántas personas deben estar de acuerdo? Sólo una, la vida sólo es de una persona, no de varias y es una decisión que sólo esa persona debe tomar ya que todas las demás personas no están en su lugar, no están sufriendo lo que esa persona sufre, y abordado desde las diferentes teorías éticas que decidí eran las que podían llevar de la mano cada punto, para tener la oportunidad de replantear nuestras ideas acerca de pensar en afectar el pensamiento de un ser humano más en un estado crítico y una decisión tan difícil y tan personal como es la del suicidio asistido. Así como también se toca el tema de que en una situación crítica como es esa siempre hay que analizar desde todos los puntos de vista que se pueda y ver con una percepción más analítica todo lo bueno y lo malo que se puede desencadenar de esa decisión, y de ahí ya partir a la decisión que más sea conveniente para todos. Así mismo creo que la vida es lo único que en verdad es tuyo y puedes tomar la decisión al cien por ciento tú de lo que quieras hacer con ella, y más habando de tener una enfermedad terminal y/o una vida que ya sólo se basa en sufrimiento y desesperación. Sacrificar una vida es uno de los actos más puros y sinceros que puede hacer el ser humano.



















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